miércoles, 21 de enero de 2009

El Dolor y su Sinificado a través de la Historia

Cientos de miles de años pasaron antes de que el hombre dejara de depender totalmente de sus manos para recoger comida y se dedicara a la caza y a la pesca valiéndose de pedernal y piedra, hueso y madera. En esta cabalgata histórica hay dos hechos dignos de destacar: uno es que en un millón de años el hombre progresó poco en el uso de sus manos, alcanzando su máxima destreza en tiempos de la antigua Babilonia y Egipto; el otro es que la tecnología del lejano oriente fue siempre muy superior a la de Europa. Mientras que los filósofos Griegos hilaban sus sutiles filosofías, más sutiles que una delicada batista, los chinos habían inventado ya la pólvora y el grabado, la balística y la cerámica, la cosmética y la cirugía plástica, la anestesia (...)

Hay un momento dramático en toda vida, ya sea la de una dama del Park Avenue neoyorquino, el director ejecutivo de una gran industria de Detroit, el pescador en los klong de Bangkok, o el cazador de vicuñas en las alturas de los Andes, que es cuando un enfermo se enfrenta con el médico. El dolor es en general la señal de alarma de que no estamos bien de salud y a él se agregan otros procesos subjetivos -los síntomas- u objetivos -los signos-. Mediante el descubrimiento de tales síntomas y signos en el diálogo exploratorio, el médico llega a establecer su diagnostico, que es la brújula con la que navega en el mar misterioso de la enfermedad. Los primeros cinco minutos de ese diálogo, que comienza con la queja del enfermo y continúa con las preguntas del médico, son fundamentales para el inicio del proceso curativo. Y en esa acción, ambos, médico y enfermo están solos (...)

Históricamente el progreso de la medicina se ha basado siempre en nuevos modos de "ver" la realidad morbosa que es el enfermo. Hipócrates lo vió como un hombre doliente; Galeno lo vio en función no solamente de sus humores sino también de sus órganos enfermos, como hacemos hoy día. Morgagni relacionó los síntomas del paciente con las lesiones en vísceras determinadas, lo que a su vez sirvió de inspiración a la hazaña de Laennec, el invento del estetoscopio; Addison, con sus estudios sobre las glándulas suprarrenales, enseñó que acaso en las lesiones endócrinas tenían su origen ciertas enfermedades. Claude Bernard, esa gigantesca figura que no sólo fue un fisiólogo sino la fisiología misma, nos enseñó a pensar fisiológicamente, es decir, no en función de estadísticas y datos de laboratorio solamente, sino también en función de los procesos normales alterados del cuerpo humano. Virchow, redujo a un nivel celular este concepto y con Pasteur se inició la "tiranía" del microbio, que imperaría durante muchos años. Ehrlich y Flemming aportaron nuevas formas de terapia, así como nuevos enfoques del problema de la enfermedad, nuevos atalayas donde avistar el problema del origen de la enfermedad. Común denominador de todos estos hombres de ciencia fue el saber comunicar con claridad y precisión sus observaciones del ser enfermo.

Todas las personas que habitamos este planeta hemos sentido dolor en un momento determinado de diferente etiología (etios: causa, logos: tratado) e intensidad; pero son pocos los individuos que conocen con profundidad las repercusiones del dolor, este mal tan común que no distingue razas, clases sociales ni religión. El sentirlo afecta el entorno físico, socioeconómico, cultural y psicológico de la persona que lo sufre; la intensidad del dolor puede ser: ligera, moderada o severa. La tolerancia individual al dolor difiere significativamente de una persona a otra y guarda relación con el estado anímico y el entorno.

En 1973 se fundó la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), la que definió este síntoma como: "una experiencia sensorial y emocional desagradable relacionada con el daño real o potencial de algún tejido que se describe en términos de tal daño". El dolor se considera como una impresión penosa experimentada en un órgano y transmitida al cerebro por los nervios sensitivos.

Se afirma que el dolor es una sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo humano cuya etiología puede ser interna o externa Otros investigadores piensan que el dolor es un fenómeno subjetivo que consiste en una sensación desagradable y que indica una lesión real o potencial del organismo humano. El dolor así como sus aspectos de percepción y de reacción, han permitido clasificarlo como una sensación importante para la autopreservación del individuo.

Diversas son las dimensiones de estudio del dolor -la etiología, el sitio de localización, la intensidad, el tipo, la duración, la irradiación y las causas que lo incrementan o disminuyen así como la magnitud en la que se presenta: el dolor puede ser agudo o crónico. Al dolor crónico los pacientes lo interpretan como un fenómeno normal, pues la angustia y el malestar que provoca se transforman paulatinamente en una sensación común no agradable, pero que llega a ser tolerable. Es frecuente que los pacientes informen al médico o al psicólogo que el dolor tiene varias semanas, meses o años de duración, pero lo extraordinario es que han aprendido a convivir con él. El dolor se torna cotidiano y le permite al paciente sobrevivir.

El dolor es un síntoma subjetivo que se externa y se percibe a través de alteraciones musculares como la mímica, los gritos y las actitudes del paciente; sus manifestaciones pueden ser secretorias y circulatorias -lágrimas, sudor, palidez, rubor, palpitaciones- así como de tipo nervioso, representadas por temblor, fiebre y convulsiones.El dolor está influenciado por la cultura y la comunidad a la que pertenece el individuo, de ahí que la "sociedad en la que el hombre vive, se convierte en un factor condicionante para la formación de los patrones de reacción de éste ".

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